Su vida era muy sencilla:
por la mañana iba al colegio para aprender a hacer juguetes y por las tardes
iba a la fábrica a aprender a hacer galletas mágicas.
Las galletas tenían
poderes sobrenaturales: unas hacían sonreir, otras curaban a los animales y
otras hacían transparentes a los gnomos.
Cada día Iván salía con
varias de esas galletas por si se encontraba con un humano.
Un día su abuelo Esteban
decidió llevarlo al Gran Oráculo Mágico porque ya tenía 10 años y para que éste
viera en su caldero mágico cuál iba a ser su profesión.
Iván acudió al oráculo y
éste echó tres galletas mágicas en el caldero. De repente una ola de humo tapó
la habitación y del puchero salió Iván en el mundo exterior dedicándose a curar
animales.
Iván y su abuelo Esteban
le agradecieron al Oráculo su visión y salieron de aquel lugar.
Por la noche, su abuelo le
hizo la mochila, porque al día siguiente se tenía que ir de la aldea; tendría
que ir a Lombardía y en la zona de los bosques dedicarse a cuidar animales con
sus galletas mágicas.
Así fue; Iván se trasladó
en Búho Airlines a Twist Village en Lombardía donde se hizo una cabaña-hogar.
Allí se abrió una clínica
veterinaria y todos los animales acudían a comer sus galletas mágicas para
curarse.
Un día todos los animales
– búhos, renos, zorros y todos los demás – como premio a su gran ayuda le
regalaron un bastón mágico y un diccionario completo de lenguaje del bosque.
Iván les dio un abrazo a todos y les prometió que siempre les cuidaría.
Cuando se marchó y volvió
a su casa, el bastón mágico servía para fabricar deliciosas comidas una vez
pronunciadas las palabras: “ quiero un huevo frito con patatas, chistorra y
jamón”; inmediatamente, éste aparecía.
Se alegró tanto con el
regalo que decidió quedarse allí para siempre.
Y colorín, colorado éste
cuento se ha acabado.
DAVID BLANCO, 3ºB
LA TIERRA SE HACE AMIGA DE LA GENTE. SELECCIONADO
Erase una vez, La Tierra.
La Tierra era la mejor amiga del
hombre hasta que un buen día se enfadó
porque no la respetaban: tiraban
basura al suelo en lugar de utilizar las
papeleras, contaminaban con sus máquinas,
contaminaban los ríos…
Esto continuó así hasta que un día
un niño dijo:
-
Esto no puede ser, tenemos que cuidar el planeta en el
que vivimos.
El niño tuvo una idea:
-
Voy a poner carteles y a decírselo a mis amigos.
La gente no prestaba atención a los
carteles y sus amigos decían que eso
daba igual porque no pasaba nada. La
gente siguió contaminando mucho
más que antes.
Un día la Luna fue a visitar a La
Tierra y le preguntó:
-
¿Por qué estás tan contaminada?
La Tierra le contestó:
-
Me he enfadado con mi amigo, “ el humano” y está
ensuciándome
cada vez
más.
La Luna dijo:
-
¿ No podrías hacer las paces con el humano?
La Tierra dijo:
-
Tal vez… A lo mejor… quizá… Bueno no sé qué decir,
ahora estoy
muy cansada
y enfadada, pero lo intentaré.
Dos días después… Amiga Luna, lo he
pensado y a lo mejo hablo con ellos.
La Luna le dijo:
-
Muy bien, ya verás como dentro de unos días te
encontrarás mucho
mejor.
Cuando la Tierra se lo contó al ser
humano, éste, negó con la cabeza.
-
NO, NO, y NO, no volveremos a ser tus amigos, por nada
del mundo
volveremos
a ser tus amigos después de lo que nos dijiste.
La Tierra se fue muy triste, su
amiga y único satélite “ Luna” le
animó: venga olvídate de todo y
vamos a jugar. La Tierra y la Luna se
pusieron a jugar. Jugaron a hacer
el movimiento de rotación. La Tierra dio
vueltas y vueltas, también la Luna
giró alrededor de la Tierra y sobre sí
misma. Luego jugaron con sus amigos los planetas: Mercurio,
Venus,
Marte, Júpiter, Saturno, Urano y
Neptuno. Jugaron con todos los cuerpos
celestes: satélites, asteroides y
con los cometas. Jugaron a girar sobre
el
Sol, al juego lo llamaban
“Traslación” y a otros muchos juegos. La Tierra
se lo pasó tan bien que pronto se olvidó de
todo.
Pasaron los días pero la Tierra no
se encontraba bien del todo, todavía
estaba muy triste.
Siguieron jugando hasta que la
Tierra dijo:
-
¡ Basta! Ya no aguanto más, se me tiene que ocurrir
una idea…
Pero no se le ocurría nada, estaba
bloqueado.
Mientras tanto en la Tierra al
niño que se le había ocurrido una idea de
pegar carteles, ahora venía
acompañado de una amiga suya. Insistieron
tanto que al final dio resultado.
La gente decía que si a la Tierra
se le ocurría una excusa volverían a ser sus
amigos.
Cuando la Tierra se enteró de lo
que pasaba se puso a buscar una nueva
excusa para encontrarse mejor, pero
no la encontró. La Tierra ya no
prestaba demasiada atención. Estaba
concentrada en buscar la solución al
problema.
Al cabo de unas semanas la Tierra
dijo:
-
No puedo hacerlo es imposible buscar la solución.
La Luna interrumpió a la Tierra:
-
Yo te ayudaré, tranquila, ya verás como todo se
soluciona y
empiezas a
encontrarte mejor.
De pronto a la Luna se le ocurrió
una excepcional solución:
-
Podemos decirles que dejarás de dar vueltas sobre ti
misma si no
dejan de
verter residuos sobre tu superficie, entonces ellos se
quedarían
sin el día y la noche; también dejarás de dar vueltas
alrededor
del Sol y se quedarán sin estaciones del año.
A la Tierra le pareció fenomenal:
-
¡¡¡ Muy bien amiga Luna!!!, ahora segurísimo que me
hacen caso.
La Tierra se lo explicó a la gente
y ellos aceptaron y comenzaron a cuidar
el medio ambiente, creando el
reciclaje de basura con tres contenedores
mágicos de distintos colores uno
para cada residuo: Azul= para el papel,
Verde= para el cristal y Amarillo=
para los plásticos y envases.
A partir de entonces la Tierra fue
recuperando su aspecto inicial y TODOS
fueron muy felices.
Colorín, colorado, los colores nos
han ayudado.
AYUDA A MANTENER LIMPIO NUESTRO PLANETA TIERRA,
POR TU BIEN, POR EL DE TODOS.
FIN
LUZIA ORERA, 3ºB