En 3º D hemos empezado a fabricar nuestra propia colección de cuentos. Aquí os presentamos los primeros.
Érase una vez una jirafa y un pájaro. Eran muy amigos, super
megaamigos.
Un día normal y corriente la jirafa quería coger algo muy,
muy, muy alto. ¡Más que ella!, pero era imposible. Lo intentó una vez, y otra
vez, y otra…, bueno muchas, no pudo. Pero, el pájaro que tenía mucha fuerza, se
le ocurrió una idea. Era que él le cogiese en brazos y lo consiguió.
- ¡Bien!
–gritó la jirafa
Un día tras otro lo hacía el pájaro. Un día, dijo el pájaro:
- ¡Basta!
Estoy agotado. Te voy a hacer unas alas
Se puso manos a la obra, ¡lo consiguió! Se las puso…
¡hurra!, volaba.
Pero como eran de papel, se cayó.
- ¡Oh no!
Que mala suerte
Le hizo otras de cartón, funcionó cuatro minutos, se cayó
otra vez. Le hizo otras de metal, le costó días y días, más días. Al día
siguiente, la jirafa estaba volando y no se caía, era increíble.
El pájaro era el mejor y… la jirafa, sortuda.
Lidia Olmeda – 3º D
Érase una vez una niña que se llamaba Piruleta.
Un día se fue con su padre a pescar, pero no sabía donde ir.
- ¡Papá!,
podíamos ir al río Arcoiris –dijo la niña
- Vale hija
–contestó el padre
Al otro día cargaron el coche y se fueron al río Arcoiris.
Sacaron todo y vieron que no llevaban lombrices. Piruleta le dijo a su padre:
- No te
preocupes papá, tengo una idea y se sacó una lombriz de gominola del bolsillo.
La puso en el anzuelo y la lanzó al río Arcoiris. Al rato empezaron a salir
chuches en forma de pez y… es que claro ¡estamos en el mundo de las chuches!
Diego Gregorio – 3º D
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Un día Picachu se durmió y cuando se despertó, estaba en el
bosque. Tenía mucho miedo y también había una serpiente, se fue corriendo antes
de que le mordiera, se cayó por una colina y sobrevivió, pero tenía muchas
heridas. Se lo llevó la ambulancia de Pokemons. Le fue a visitar un amigo al
hospital que se llamaba As. Estaba muy malito.
¡Todo era un sueño de Picachu! Al despertar dijo: ¿Por qué
me desperté?
Laila – 3º D
Había una vez unos niños peculiares, que eran especiales,
porque uno era de orejas, otro comía por la nuca, otro tenía mucha fuerza, otro
se elevaba hacia el cielo, otros eran gemelos y cuando se quitaban la máscara
convertían a la gente en piedra, otro tenía el poder de hacer corazones y dar
vida, otro era de fuego. Miss Pelegrin era quien cuidaba de los niños y tenía
el poder de convertirse en pájaro.
Tenían que luchar contra un profesor malvado que les quería
comer los ojos y quitarles los poderes con unos monstruos que se llamaban
huecos.
Entonces vino Marc que era el único que tenía el poder de
ver los huecos.
Lucharon y ganaron gracias al poder de Marc. Pudieron ser
felices y vivir en paz.
Héctor Garralaga – 3º D
Érase una vez un colegio llamado Cortes de Aragón. En este
colegio estaba una princesa llamada Princesa Azul. ¿Sabes por qué se llama así?
Porque le gustaba mucho el color azul.
Un día, los padres de la Princesa Azul, el rey y la
reina, se fueron a recogerla. Le llevaron un regalo, era muy chulo. Se
acercaron al cole, llegaron tarde y la Princesa
Azul estaba muy triste. Subieron a buscarla, además era su
cumpleaños, cumplía 16 años. Sus padres corrieron a darle el regalo a la Princesa Azul, que estaba muy
preocupada y lloraba. Por fin la encontraron y le dieron su regalo.
Lucía Andrés – 3º D
Érase una vez un pez espada que se llamaba Alejandro, era el
más rápido del océano.
Participaba en carreras con sus amigos el atún, el tiburón y
el delfín y siempre ganaba. Después de las carreras le daban como premio una
moneda de oro de un barco llamado Titanic que estaba hundido en el fondo del
mar.
El Titanic era un barco construido en Inglaterra que se
hundió en 1912 al chocar contra un iceberg, murieron 1.523 personas y
sobrevivieron 705. Desde entonces Alejandro y sus amigos hacen carreras y
juegan en él.
Y… comieron perdices, vivieron felices y a mi me dieron con
una gamba en las narices.
Diego Jiménez – 3º D
Érase una vez una sandía que quería volar. Era amiga de todo
el mundo: las flores, los pajaritos, el Sol… Pero su mayor sueño era volar.
Todas las noches soñaba con ello, volando por el cielo sobre el mar, aunque no
daría a todos sus amigos por ello.
A la mañana siguiente se le ocurrió una idea, llamó a sus
amigos pájaros a que le ayudaran a volar.
Raúl Amo – 3º D
Érase una vez en las altas montañas, una manada de lobos. Un
día nacieron tres crías, una de ellas era de color negro y los otros dos
grises.
Lobo negro era muy aventurero, mientras que sus hermanos
eran muy formales. Un día lobo negro se perdió y no sabía como volver. Se
encontró con unos indios. Los indios le capturaron para que tirara del trineo.
Cuando iban en el trineo, la manada le encontró y atacaron a los indios y
ganaron. Lobo negro volvió con su familia y vivieron muy felices.
Sara Castillo – 3º D
Érase una vez un caracol que estaba paseando. El caracol vio
un ángel volar, entonces el caracol quería volar. Pero no podía, de modo que
tuvo que ir a buscar amigos.
Al primero que encontró fue a la mariquita Yola
- Yola,
como tú vuelas, ¿me enseñarías a volar? -le dijo el caracol.
- Sí, pero
como tú no tienes alas, te haré unas –le dice Yola
La mariquita le hizo unas alas de cartón, luego se fueron a
una montaña para probarlas. El caracol corrió, pero se cayó y no pudo volar.
Al segundo que encontró fu al murciélago Azu y le dice:
- Azu, tú,
como vuelas, ¿me enseñarías a volar?
- Sí, pero
como tú no tienes alas, te haré unas –le dice Azu.
El murciélago Azu le dio una capa que venía con unos dientes
de vampiro, luego se fueron a probar sus alas en una casa tenebrosa. El caracol
corrió, pero se cayó en una piscina y tampoco pudo volar.
Al tercero que encontró fue a la mariposa Lima, le dice:
- Lima,
como tú vuelas, ¿me enseñarías a volar?
- Sí, pero
como tú no tienes alas, te haré unas –le dice Lima
La mariposa le hizo unas que eran de globos. Luego se fueron
al parque a probarlas, a ver si funcionaban. El caracol corrió y sí funcionaron.
Colorín colorado
el caracol ha volado
Ceci del Pilar Puglla – 3º D
Había una vez que la Tierra se enfadó mucho y paró de girar porque la
estaban contaminando mucho. La gente como se estaba derritiendo y helando
dejaron de tirar cosas. La
Tierra volvió a dar vueltas.
Después de unos cuantos años volvieron a tirar cosas al
suelo.
La
Tierra
se dio cuenta que si dejaba de dar vueltas, no habría vida. Así que siguió
dando vueltas, pero un dñia estaba llena de: latas, bolsas de patatas, de
cristales, etcétera.
No se podía vivir de sucio que estaba. La Tierra empezó a llorar y de
tanto que lloraba, los habitantes se dieron cuenta que no tienen que tirar
cosas al suelo
Desde entonces todos reciclaban.
Izarbe Sanz – 3º D
Había una vez un niño que tenía siete años. Se llamaba Saúl
y le gustaba mucho el fútbol. Desde que tenía cuatro años jugaba en el equipo
del colegio y todo el mundo le decía que jugaba muy bien.
Este año, sus padres le habían apuntado a otro equipo de
fútbol. Cuando llegó su primer día de entrenamiento estaba muy nervioso porque
no conocía a nadie, pero en cuanto se puso a entrenar se le pasó.
Enseguida se hizo amigo de sus nuevos compañeros de equipo.
Su entrenador, Alberto, era muy simpático y les enseñaba mucho, pero cuando
tenía que entrenar se ponía muy serio y le decía: “a los entrenamientos se
viene a entrenar, después podemos divertirnos y reírnos todos juntos.
Todos los sábados tenían partido y se lo pasaban muy bien.
Al final de la temporada, Alberto les dijo que el sábado del último partido no
hicieran planes, porque les iba a dar una sorpresa. Habían entrenado todos muy
bien y se lo merecían.
Llegó el último partido y todos estaban muy nerviosos.
Cuando terminó, todos se ducharon muy deprisa.
Había llegado el momento de la sorpresa, ¿cuál sería? Alberto
les dijo: “vamos a ver el partido de fútbol del Real Madrid CF y vais a conocer
a todos sus jugadores. ¡No se lo podían creer!, iban a conocer a su ídolo
¡Cristiano Ronaldo!
Se montaron en el autobús y fueron al estadio. El Real
Madrid ganó el partido y después conocieron a sus jugadores. Saúl no olvidará
nunca ese día.
Y colorín colorado
esta historia
se ha acabado
Ángel Soria – 3º D
Había una vez, unos cisnes mágicos
que estaban en un lago mágico.
Un día fue un cazador con una
escopeta, les disparó, pero no les dio, ellos se volvieron invisibles. El
cazador buscó, buscó y no les encontró.
Cuando el cazador se marchó, los
cisnes aparecieron de nuevo.
Sara Ripollés -3º D
Érase una vez un niño que su sueño era poder viajar a
Júpiter.
- Mamá,
mamá ¿con cuántos años podré ir a Júpiter – dijo el niño.
- Cuando yo
te deje, en este caso cuando me muera, porque no quiero ver a mi hijo en una
nave y corriendo todo tipo de riesgos y problemas –dijo la madre.
- Pero
mamá… - dijo el niño.
- No, no me
rechistes y vuelve a tu cuarto – le dijo la mamá.
El niño, muy triste, hace caso a su
madre, se va a su cuarto, se tumba en su cama y se queda dormido.
Soñó con el futuro. Era astronauta, su
primera misión era su sueño desde niño: viajar a Júpiter, para ver si había
vida en él. Se puso el traje blanco de astronauta y subió a la nave. Su madre
estaría muy asustada hasta que volviera de nuevo a la Tierra. Tras quince horas
aterrizó en Júpiter. Estaba abriendo la puerta de la nave cuando
- ¡¡¡Piiiiiiii,
piiiiiiii!!! –La alarma del despertador le sacó de su maravilloso sueño.
Evan San Nicolás – 3º D
Había una vez, en un país muy lejano a España, llamado
Irlanda, que vivía un hipopótamo.
El hipopótamo
se llamaba Merlín, vivía en una casita de madera con puertas muy grandes y
techos muy altos y también un jardín donde le gustaba salir a cantar.
Salía a cantar
a todas horas, por la mañana, por la tarde y por la noche.
Tenía a todos
sus vecinos muy enfadados. Los vecinos se juntaban para ver que podían hacer
para que el hipopótamo Merlín no les molestara tanto. Pensaron en ponerse
tapones para las orejas, también pensaron en irse de la ciudad, porque Merlín,
el hipopótamo, no cantaba muy bien.
Pero, un día llegó un profesor de
canto a la ciudad. Los vecinos de Merlín se alegraron un montón. El profesor de
canto le iba a dar clases a Merlín, para que cantara un poco mejor y no
molestara a los vecinos.
El profesor pasaba muchas horas con
el hipopótamo Merlín para que aprendiera a cantar.
Aprendió un montón y lo hacía muy bien. Como aprendió tanto se hizo famoso. Fue cantando
por muchas ciudades, muchos países. Los vecinos estaban muy contentos y Merlín
Había conseguido su sueño de cantar.
Marcos Pinilla 3º D
Había una vez una mariquita que se llamaba Rita y vivía
cerca del estanque amarillento, en una casa hecha de paja, palos y hojas
verdes. Una mañana se despertó temprano, desayunó rápido, se puso su abrigo de
lunares, se cogió sus dos guisantes, se los metió al bolso, junto a su manta, a
su tarro de miel y a su taza preferida.
Enseguida se marchó. Pasó por el
estanque amarillento, ¡dónde había una rana gigante! Voló todo lo rápido que
pudo, pero la rana se la comió. La rana escuchó la voz de Rita desde su boca y
la escupió. ¡Era su amigo Pepito!
- ¡Hola Rita!. Siento mucho lo que he hecho, pero toma esto
para ti –dijo Pepito.
- Muchísimas gracias – respondió ella y se despidió de él.
Fue hasta el
bosque de los zorros, donde a los zorros les encantaba perseguir bichos que
vuelan. Fue con cuidado de no hacer mucho ruido, pero enseguida un zorro se
despertó y despertó a los demás zorros. Todos los zorros del bosque la estaban
persiguiendo hasta que se metió en un agujero de un árbol.
- ¡Hola! ¿Quién eres? – le preguntó una ardilla
- ¡Hola! Me llamo Rita y estoy aquí porque me están
persiguiendo unos zorros – respondió y preguntó a continuación - ¿Sabes donde
está el huerto hormiguero?
- Sí, está 13 árboles más adelante – contestó la ardilla
De repente
empezaron a caer gotas y más gotas, así que Rita se quedó allí a dormir. Se
comió su tarro de miel y se arropó con su manta.
A la mañana
siguiente encontró la casa de su amiga Margarita y tomaron su té con guisantes.
Y colorín, colorado
Este cuento
se ha acabado
- Andrea Acebes – 3º D
Érase una vez un león que vivía en un zoo.
Este león estaba siempre triste, porque no era fiero, ni peligroso.
La gente que visitaba el zoo se
asombraba de que fuera tan amable y tan tierno. Hasta le gustaba jugar con sus
vecinos los monos.
Todo el mundo encantado con sus juegos,
pero él lo que quería era ser un león como los de la sabana.
Así que empezó un día a comportarse
fatal. Cuando le llevaban la comida, atacaba a sus cuidadores, se peleaba con
sus compañeros, rugía a los visitantes e intentaba escalar los muros.
Se convirtió en un peligro para todos,
así que los cuidadores del zoo decidieron enviarle a una reserva natural en
África.
Desde entonces vive con otros leones,
corre detrás de sus presas y nadie le aplaude, ni le tira chuches, ni le molestan.
Lucas Lafuente – 3º D